viernes, marzo 25, 2005

El Imposible Narcisismo del Ser (7a Parte)

Por otra parte no podía olvidar las historias de su infancia. Seres humanos cuyo desarrollo se estropeó sin motivo aparente, convertidos en seres horribles. Deformes. Al nacer los tiraban al drenaje, algunos sobrevivían y habitaban el alcantarillado. Todas las noches emergían para robar y asesinar a los niños mal portados. Historias. Productos de la imaginación popular para asustar a los niños, o lograr que se comportaran. Pero, ¿existía la posibilidad de que tuvieran algo de verdad? ¿Era el ser que se encontraba fuera de su consultorio una historia encarnada? ¿Se lo robaría? ¿Lo asesinaría?

El terapeuta no pudo evitar sentirse como un chiquillo, nuevamente enterrado bajo una montaña de cobijas y conteniendo la respiración para que los Deformes no lo encontraran. El consultorio de repente le pareció un lugar muy pequeño.

lunes, marzo 21, 2005

El Imposible Narcisismo del Ser (6a Parte)

La Curiosidad resurgió y libró una fiera batalla contra el Terror. Un elegante duelo de esgrima, cada uno armado con filosos argumentos. Ahora envistiendo. Ahora defendiendo. Siempre evitando dar al oponente un respiro.

Sus clases de historia de pronto cobraron un nuevo significado. Poco después que se instauró el Parlamento, hace más de diez siglos, se aprobó la Medida de Seguridad y Protección a la Privacidad Elemental. Esta medida obligó a todos los padres de aquella época a someterse a un tratamiento de nano-máquinas. Los sujetos de dicha generación no se vieron afectados en forma alguna, sin embargo su descendencia nació con un complejo sistema de identificación y monitoreo de las funciones vitales. Solo se puede consultar la información ahí contenida si el sujeto en cuestión brinda su consentimiento. Con el tiempo el potencial del nano-sistema, rebautizado Nas, se hizo manifiesto y fue aprovechado por el mundo práctico para almacenar otro tipo de información, como los historiales crediticios y clínicos, e implementar algunas otras funciones que mejoraron la calidad de vida de los ciudadanos. En la actualidad no había trámite que no involucrara de una forma u otra a Nas.

jueves, marzo 17, 2005

El Imposible Narcisismo del Ser (5a Parte)

Terror. Puro y frío. Se aferró a los huesos del terapeuta cuando Sarah anunció “El ciudadano…” seguido por ruido blanco y después “ERROR: C22HRP.3-201-ACC; Ciudadano Desconocido…” estática nuevamente y finalmente “… se encuentra frente a la puerta de su consultorio. ¿Autoriza su entrada?” Por un minuto, el terapeuta permaneció inmóvil, petrificado observaba la puerta de su consultorio como si pudiera atravesarla con su mirada. Sus rodillas le castañeaban, las piernas amenazaban con dejar de soportar su peso y su mente se encontraba obnubilada improvisando planes de acción para los peores escenarios imaginables. Sarah repitió “¿Autoriza su entrada?” Esta irrupción en sus pensamientos le ayudó a regresarlo del mundo de la fantasía, mientras él no diera la autorización Sarah no dejaría entrar a nadie. ¿Qué hacer? ¿Contactar a las autoridades? Seguramente eso era lo más prudente, o mejor dicho, lo correcto pensó el terapeuta.

viernes, marzo 11, 2005

El Imposible Narcisismo del Ser (4a Parte)

Impaciente el terapeuta miro el reloj, faltaba tan solo un minuto para su próxima cita. El terapeuta comenzó a preocuparse, Sarah debía de apurarse en brindarle la información necesaria, de lo contrario tendría que enfrentarse al ciudadano 128972-706414 sin ninguna información sobre ¿él?, y eso, hasta donde el sabía, era algo sin precedentes. Faltando cuarenta y cinco segundos para su cita la voz de Sarah dijo “Consulta realizada. Información pública disponible: Ninguna. Información privada disponible: Ninguna. Información confidencial disponible: Ninguna. Información clasificada disponible: Ninguna. Fin de consulta.” El terapeuta palideció de la impresión, no era posible que existiera un ciudadano que no tuviera entrada alguna en el Sistema de Administración Integral Ciudadano, era la segunda fuente de información más importante de la civilización. Desesperado, recurrió a su última esperanza; ordenó “Sarah, búsqueda Google, ciudadano 128972-706414, prioridad alta, consulta rápida”. Le dio una ojeada rápida al reloj, faltaban veinte segundos para la cita, se escuchó la voz de Sarah “Google tiene la pena de informarle que la consulta no ha generado ningún resultado. Por favor envíe sus datos y la consulta realizada al corporativo; si su consulta es legítima, será indemnizado apropiadamente.” El terapeuta emitió un gemido de terror, su próxima cita se trataba de un completo desconocido, ¿qué iba a hacer?

miércoles, marzo 09, 2005

El Imposible Narcisismo del Ser (3a Parte)

El terapeuta guardó el espejo cuántico con mirada ausente, era un hecho que este aparato era infalible; no por nada su uso masivo provocó que se aprobara la Ley Extrema para la Protección a la Privacidad hace unos años. Entonces, ¿por qué no funcionaba con el ciudadano 128972-706414? No cabía duda de que éste iba a ser un caso muy interesante… o aterrador. Tomó su libreta de notas y dictó “Nueva entrada: Ciudadano 128972-706414, fecha actual. Nuevo renglón. El sujeto es indetectable por el espejo cuántico; motivo desconocido”. Pensó un par de segundos sobre este extraño suceso, durante los cuales una sospecha se formuló en su mente. En voz alta ordenó “Sarah, acceso al Sistema de Administración Integral Ciudadano, consulta ciudadano 128972-706414, todo lo referente”. Una voz femenina, de un timbre dulce, le respondió “Consulta en proceso, privilegios médicos, acceso ilimitado, búsqueda exhaustiva”.

jueves, marzo 03, 2005

El Imposible Narcisismo del Ser (Segunda Parte)

Volvió a observar el reloj, 4:55 h.a., tenía el tiempo justo para cometer una de sus muy privadas fechorías. Se dirigió sacó de un cajón un espejo cuántico y le activo mediante los siguientes comandos verbales: “Espejo, muéstrame al ciudadano 128972-706414, en su ubicación actual”. La superficie del espejo comenzó a emitir un pequeño destello de luz, pero en vez de que apareciera la sala de espera de su consultorio con la persona en cuestión, los destellos parpadearon y se apagaron. Extrañado el terapeuta dio unos golpecitos al espejo y repitió el comando, se produjo el mismo resultado. Era una lástima que se descompusiera el espejo cuántico, pensó el terapeuta, era uno de los pocos que había sobrevivido a la desintegración de dichos aparatos, debido a la aprobación hace unos pocos años, de la Ley Extrema para la Protección a la Privacidad. Se le ocurrió otra idea y dijo: “Espejo, muéstrame al ciudadano 107358-250988, en su ubicación actual”. El espejo emitió su peculiar destello y en su superficie apareció el paciente que tenía pocos minutos de haber salido de su consultorio, aparentemente esperando a un taxi. Extrañado, el terapeuta comandó al espejo: “Espejo, muéstrame al ciudadano 128972-706414, en su ubicación actual”. Nuevamente la superficie de éste parpadeó y se quedó apagada.