lunes, abril 07, 2008

El Fin

Este blog ha cumplido su propósito y no da para más, pero no tengo el corazón para borrarlo. De ahora en adelante estaré en Polvo en el Ático (http://polvoenelatico.blogspot.com/) publicando allí al menos una vez por semana.

miércoles, abril 02, 2008

Desconocidos en un bar sin nombre

La ciudad dormía cobijada por una espesa manta de niebla y humo de chimenea. Durante la madrugada aquellos que permanecían en las calles era porque no tenían donde resguardarse o porque tenían asuntos que atender, solamente los muy tontos o los muy valientes estaban dispuestos a exponerse a los depredadores nocturnos.

Esta noche sin embargo, unas pisadas sobre la piedra encharcada y un silbido anunciaban la proximidad de alguien que va campante y sin ninguna preocupación, seguramente con las manos en los bolsillos. Más de uno se asomó desde su escondite, pero una vez observaban de quien se trataba regresaban a la espera y pretendían no haber visto nada. Incluso la niebla no quería tener nada que ver con el peatón y le abría paso, mientras que los charcos dejaban a las piedras del pavimento desamparadas al huir a la cloaca más cercana.

Era un varón de unos treinta años, tez blanca perfectamente rasurada, cabello negro con corte de salón, y cuerpo firme sin llegar a ser robusto. Vestía un traje gris oscuro, de corte moderno; mocasines negros con agujetas, camisa clara entre azul y gris, y una corbata lisa color negro. Por encima de toda su vestimenta llevaba una bata blanca, un estetoscopio se asomaba del bolsillo derecho, del bolsillo frontal se dejaban ver una pluma y una paleta de madera.

Caminó sin aparente rumbo fijo hasta que pasó frente a un pequeño bar, de esos que carecen de nombre, que sobreviven gracias a que no hay ninguna regla de etiqueta, no desprecian a ningún cliente y siempre están abiertos; interrumpió su silbido, consultó su reloj, verifico la impecabilidad de su atuendo y entró en el lugar.

En la barra se encontraba el cantinero, Jim, un hombre entrado en años, vestimenta humilde y las manos curtidas, su expresión era severa pero tan sólo era una apariencia, como todo en este mundo. En una mesa, mirando fijamente al viejo reloj de pared, se encontraba un niño. Vestía pantalón de mezclilla, con un agujero en la rodilla, playera negra desfajada y tenis tipo Converse; frente él había una botella de whiskey llena en dos tercios y un vaso a medio servir.

El recién llegado saludó a Jim con un gesto de la mano y se dirigió a la mesa donde se encontraba el niño.

– Por un momento no te reconocí.

– Para no variar llegas tarde – Comentó el niño, con voz grave, sin apartar la mirada del reloj de pared.

– Para ti todo el mundo llega tarde: un segundo, una hora, un año, diez, que más da… – Volteó hacia la barra – Jim, te encargo un vaso.

El cantinero llevó el vaso y le sirvió el whiskey a ambos. El niño apartó la mirada del reloj y con ella recorrió a interlocutor reparando en cada detalle, acto seguido se tomó su bebida de un solo trago. Con resentimiento dijo: ¡Veo que te ha ido mejor que a mi, ahora eres doctor!

– Es irónico, ¿no? Quién, lo hubiera pensado… No entiendo de qué te quejas, ya te tocará algo mejor – Encendió un cigarro y le dio un trago a su vaso.

El niño se sirvió otro tanto de la botella y con son de burla dijo: Claro, siempre me puede tocar ser una bestia negra con numerosos tentáculos y cabezas que hiede y hace ruidos grotescos.

– Te agradecería no te burles de aquellos malos años. – Esta vez fue su turnó de acabarse la bebida y rellenarla – Personalmente, prefería la imagen de un esqueleto con túnica negra y guadaña.

– Yo prefería la de un viejo barbón y sabio… ahora me detienen cada que quiero entrar a un bar y no puedo andar sólo sin que me pregunten dónde están mis papás… por cierto, ¿me regalas un cigarro?

Sin poder evitar la broma contestó – Claro que no, hasta que cumplas la mayoría de edad – Ante la expresión de ira del niño agregó – Perdona la broma, toma los que quieras. Cambiando de tema ¿por qué me has citado con tanta premura?

– ¿Prometes no burlarte? – Preguntó el niño con solemnidad.

– No me vengas con promesas, muy bien sabes que eso de las prohibiciones por la eternidad no va bien con nosotros.

– Por aquello que nos une, por nuestro hermano el destino, por lo que soy y por lo que eres, ¿prometes no burlarte?

– Esta bien, esta bien, aunque no puedo prometer no reírme.

– ¡Chin chin si te burlas! Dijo el niño a la vez que se servía otro vaso.

– Basta del suspenso, ¿qué quieres?

– Estoy enamorado y no se que hacer. Dijo tímidamente el niño.

El ataque de risa resonó por todo el bar, carcajadas macabras hicieron que Jim se escondiera bajo la barra. El niño, rojo de coraje esperó a que a su hermano se le pasara. Finalmente, mientras se secaba las lágrimas de los ojos y conteniendo risitas preguntó: ¿Y quien es la afortunada?

– Casualidad – Fue la respuesta tímida del niño – como que siempre hubo algo entre nosotros, pero recién se dieron las cosas… tu sabes, ¿no?

– A ver, explícame algo: ¿cómo es que tú, impasible, constante, uno de los mayores de entre nosotros se enamora de alguien tan pequeña como Casualidad? – La sonrisa en su rostro delataba que le costaba trabajo tocar el tema con seriedad.

– Yo no pedí ser Tiempo, es culpa de esos malditos humanos y de sus creencias. – Con ojos vidriosos continuó – ¡Ellos me hicieron así, yo estaba muy bien siendo el viejo barbón, el ermitaño impasible, pero no, tenían que creerme caprichoso y voluble, como un prepuberto!

Extrajo su pañuelo de su saco y lo cedió a su hermano mientras decía – Si crees que estas jodido ve como me tocó a mi. Gracias a las nuevas modas, resulta que la Muerte es algo aséptico, médico, abrupto y solitario; una mera formalidad.

Ahora fue el turno de Tiempo de reír, las risas perduraron aun cuando dejó cerró la boca. El pañuelo empapado en mucosidad reposaba en la mesa, Muerte decidió que allí se iba a quedar. Cuando el eco la última risa al fin se extinguió Tiempo retomó la conversación: Ya ni se miden con sus creencias, pero precisamente por eso quería consultarte: Tú tienes más experiencia que yo en eso de adaptarse a sus creencias, ¿cómo le hago para que crean en mí de una forma diferente?

– Pues lamento decirte que no sé… lo normal es aguantarte hasta que la moda cambie y esperar que el cambio sea para bien. ¿Cuál es tu urgencia, acaso a Casualidad no le parece?

– No, ella dice que no hay problema, es a mí a quien me molesta. Ella es una mujer joven, con un cuerpo que ninguna diosa griega hubiera despreciado y muy amena. Imagínate lo que pasa cuando vamos juntos, nos topamos con medio mundo y parece como si fuera mi mamá. – Nuevamente sombrío, terminó con lo que quedaba de whiskey en la botella, con mirada se extraviada.

Muerte supo en ese momento que su hermano no regresaría hasta quién sabe cuando, después de todo tenía todo el Tiempo del mundo. Él por otra parte tenía mucho trabajo pendiente, consultas por atender antes de que pasaran los efectos de los sedantes y somníferos. Se terminó el último cigarro y se dirigió hacia Jim.

– Jim, como siempre, fue un placer. ¿Cuánto te debo?

– Una semana con tres días. – Fue la respuesta del cantinero.

– ¿Más o menos? – Preguntó la muerte, una pequeña broma que tenían desde hace más de un siglo.

Al salir del bar se topó con una mujer con cabello castaño, piel apiñonada y facciones finas. Vestía solamente una gabardina y un par de tacones.

– Casualidad, ya tenía rato que no nos topábamos. ¿Buscas a Tiempo?

– No, me dirigía a un edificio a dos cuadras de aquí, unos amantes están a punto de ser sorprendidos por el esposo de ella, nadie sospecha nada. ¿Y tú?

– Pues creo que hoy no hay final feliz, tengo que ir a un edificio a dos cuadras de aquí ya que un hombre y una mujer van a recibir una sobredosis de plomo a velocidad vertiginosa.

– Entonces creo que vamos al mismo lugar, ¿caminamos juntos?

Muerte le ofreció su brazo. Caminaron tranquilamente con los brazos entrelazados, el silbó durante el corto trayecto. Llegando al edificio subieron hasta el quinto piso y cuando estaban frente al departamento Muerte rompió el silencio.

– ¿Te has dado cuenta que durante la noche siempre hay algo por hacer?

lunes, julio 23, 2007

Un buen cognac

Era aquella hora de la madrugada donde los grillos callan y las aves comienzan a despertar, sin embargo no se puede decir que es el amanecer porque no hay ni un ápice de luz. Una gran ventana con cortinas lo suficientemente gruesas para impedir vislumbrar las estrellas pero lo suficientemente delgadas para ver la reinante oscuridad. Una lámpara de escritorio era la única fuente de luz, desafiando la oscuridad que se asomaba por la ventana, amenazando con devorarlo todo. En la frontera entre la lámpara y la ventana un sillón de piel, viejo, de esos que son imposibles de imitar por su olor más que por su comodidad y textura. Sobre el escritorio yacen diversos papeles, la mayoría sin importancia, lo importante es un libro que se encuentra abierto, una pluma fuente reposando en la hendidura que forma entre las hojas. La pluma aun se encuentra tibia y la tinta fresca. El sillón gira emitiendo su característico rechinido de llevar varios años funcionando durante los cuales nunca se ha aceitado a los resortes. Se escucha el encender de un cerillo, varias bocanadas de humo. El cerillo después de haber cumplido su función es intimidado por la oscuridad y se apaga. El humo se eleva sin prisa, quiere alejarse de la luz, llega al techo y comienza a serpentear buscando una salida al exterior. El cenicero de cobre que se encuentra al lado del sillón recibe las cenizas del puro.

“Es curioso”, piensa quien esta sentado en el sillón después de observar detenidamente al puro, “solo existe un libro cuyo escritor no puede sobrevivir”. En su mano derecha sostiene una copa, la lleva a sus labios y aprovecha para olerla. “Así como una buena historia se escribe con el corazón tanto como con la mano, un buen cognac se toma tanto por la nariz como por la boca”. El calor de la vida ya ha escapado de pluma fuente y la tinta que finamente garabatea las hojas se ha secado, aquel que se encuentra en el sillón lo sabe, apaga el puro en el cenicero de cobre, se termina el cognac de un sorbo y se gira. Observa detenidamente el libro frente a él, toma la pluma fuente le pone su tapa y la acomoda en la bolsa de su camisa. Cierra el libro con reverencial cuidado y lo observa detenidamente mientras su mano, como actuando con independencia de su dueño, abre el cajón que se encuentra a su derecha, extrae una caja de ébano, la deposita al lado del libro y extrae su contenido.

“Una auto-biografía con su escritor en vida es lo mismo que un cognac fabricado por un abstemio”. Afuera, en la oscuridad, las aves despertaron abruptamente por el ruido de un balazo, la lámpara de escritorio continuó desafiando a la oscuridad en espera del amanecer...

viernes, diciembre 30, 2005

Feliz Cumpleaños!!!!!!!

Tengo casi un año y medio de casado. Han sido los dieciocho meses más felices de mi vida. El día de hoy, en una hora para ser exactos, mi esposa cumple su cuarto de siglo. No puedo hacer sino festejar con gran felicidad este día. Ella es la fuerza que me mantiene siempre adelante, es la pasión que me incita a darlo todo, es el sentir que me ayuda a disfrutar la vida y es la creatividad que me impulsa a crear cosas nuevas. Esto y más es mi esposa, el amor de mi vida.

Feliz cumpleaños Alexia, te amo con todo mi ser.

Etoh.

Retomando ...

Hace meses que no publicaba nada en este espacio y quiero dar una explicación al respecto. Tuve que leer tanto en la escuela que para cuando tenía tiempo de escribir, simplemente ya no quería ver una letra más. Eso si, procuraba leer sus blogs, aunque en eso también al final falle. Asi que después de como tres meses me he puesto al corriente en sus escrituras y les aviso que voy a procurar retomar este espacio.

martes, septiembre 27, 2005

La Muerte de los Hábitos ...

7 hábitos de la gente altamente efectiva, un libro supuestamente innovador de la cultura occidental. Si me preguntan una nueva edición del Manual de Carreño para los yuppies y gestores de calidad. En resumidas cuentas, una serie de consejos de abuelitas re-dactados, envueltos en un choro incomprensible, y complicados a tal grado que el que los cumple al pie de la letra es un neurótico obsesivo compulsivo o un mentiroso. En fin, ya me desvié del tema que quería tratar (para no variar). Son las cinco dieciséis de la mañana, faltan cuarenta y cuatro minutos para que la changa salga a correr y desde la calle observe como sigo aquí, sentado en la mesa del comedor, un cenicero desbordado y una laptop que ruega clemencia y descanso. Si, soy yo, el insomne incorregible quien lucha por poder dormir temprano, y cuando por fin tiene sueño, tiene tarea que hacer. Un cuento de nunca acabar. Cuáles son mis prioridades me pregunto, un par de horas de sueño o leer el capítulo titulado La Hora del Juego Diagnóstica del libro Las Técnicas Proyectivas Y El Proceso Psicodiagnóstico de Ma. Luisa Siquier de Ocampo. La verdad es que mi prioridad es mi familia, ya lo sé. No lo parece. Estoy peleado con mi papá y los demás se preocupan porque no tengo trabajo y duermo menos que un gato paranoico desde que existe un nuevo habitante en la casa que arremete con cada oportunidad. Pero lo estoy intentando. Al menos conseguir trabajo y dormirme temprano. No es fácil, aunque tampoco me estoy justificando. Estoy expresando mi frustración ante una situación que muy bien puede no ser del todo biológica y más bien habitual. Lo cual me lleva nuevamente al libro citado al comienzo de este texto. Todos sabemos cuales son los buenos hábitos, para eso no necesitamos ningún libro, lo que si vendería, si me permiten una humilde sugerencia, es un libro sobre como deshacerte de algunas de éstas manías que tan amablemente titulamos hábitos. En fin, ya faltan treinta y tres minutos para que Juan se pasee por mi casa y aun tengo que hacer la reseña de una película. Que tengan felices sueños, al fin que aquí estoy yo velando por ustedes … ja ja ja …

domingo, septiembre 25, 2005

Delirios de una sabado por la madrugada ...

El día ha sufrido un fin rotundo
La tierra caliente elabora su duelo
La noche cierne sus brazos sobre el mundo
Fresca brisa juguetea al ras del suelo.

Una nube de polvo gira despacio
El tiempo le da inercia y densidad
Una nueva estrella ocupa su espacio
Nuevo brillo en la negra inmensidad.

El banquero realiza movimiento dudoso
Engrandecido de petulancia y galantería
Hace dinero sucio por fácil y perezoso
Al amanecer le espera una auditoria.

Una semilla es llevada por el viento
Vive un destino sin decisión alguna
Espera encontrar algún cimiento
El viento la deposita en una laguna.

Un punto en la nada desaparece
En un instante se crea un universo
De inmediato se expande y crece
Muerte y vida en el mismo proceso.

sábado, agosto 20, 2005

Top 10 Materialista ...

1. Una cafetera con café recien hecho, un kilo de azucar y un litro de leche.

2. Una buen libro de fantasía, ciencia ficción, psicología o divulagación científica.

3. Un set de dados, una goma, un lapiz, un par de hojas de personajes y el Players Manual para jugar rol en cualquier momento.

4. Un equipo portatil para reproducir música. Mientras menos estorboso mejor.

5. Una libreta en blanco y una pluma Jelly Rol.

6. Una computadora con conexión a internet.

7. Un botecito de Tylenol, Advil, Cafiaspirina Forte, etc...

8. Unos jeans viejos y cómodos. De preferencia rotos en las rodillas.

9. Unos lentes de sol.

10. Unas chanclas cómodas.